El día 02/10/2014, la vida de Roberto quedó marcada para siempre, un fatídico accidente con su moto casi le cuesta la misma. Su caso llegó al despacho a través de su padre, Roberto Sánchez Cuevas, ya que él se encontraba en estado muy grave en el hospital. Estaba totalmente desorientado, no sabía muy bien lo que había sucedido, a quién acudir, dónde dirigirse para saber dónde se encontraban los efectos personales de su hijo, etc… El shock que sufría era tal, que le impedía pensar con claridad, recuerdo su frase como si la estuviese escuchando aquí y ahora: “¡ayudadme porque no sé por dónde empezar, nos ponemos en vuestras manos!”, y tal y como Roberto padre nos pidió, nos pusimos manos a la obra para gestionar el accidente de tráfico sufrido por  su hijo.

 

Todos los indicios apuntaban a la culpabilidad de Roberto, su vespa golpeó la parte trasera del vehículo que tenía delante en un atasco en la A-1, no lo teníamos fácil  pero…, cuando Roberto recuperó la consciencia, insistió en que otro vehículo le había embestido por su parte trasera, haciendo que éste se golpease contra el vehículo que le precedía. Y aquí viene la parte importante de la cuestión “creímos en su palabra, confiamos en la veracidad del testimonio de nuestro cliente” y, a partir de ahí, impugnamos un atestado que teníamos en contra y peleamos, con uñas y dientes, por defender los derechos de Roberto y por lo que creímos en su momento que era una injusticia, hasta llegar al punto donde nos encontramos ahora, en el que Roberto recibió la justa indemnización que le correspondía y, tras un arduo trabajo de rehabilitación con médicos especialistas,  y gracias a su esfuerzo y su afán de superación, hoy es un hombre completamente renovado.

 

Aunque en TRAFICOAYUDA nuestra implicación humana y personal es equitativa por igual para con todos nuestro clientes,  ya que  lo más importante para nosotros es ayudarles y velar por sus derechos, hay casos “únicos” de los que nos sentimos especialmente orgullosos de haber contribuido, en lo que concierne a nuestra competencia, a que el resultado final sea tan satisfactorio como ha sido para  Roberto Sánchez Garrido, un “superhéroe” del siglo XXI.